Wednesday, October 10, 2012



Artículo de Opinión publicado en la revista LUXX en 2004, que reproducimos por su patente actualidad ya que desde entonces nada ha cambiado, todo sigue igual.


(Actualidad-opinión)

“CON FALDAS Y A LO LOCO”

(Su Santidad  no quiere mujeres en su Ejército)


Por Juan Antonio Cadenas

Aunque pueda parecer un título de comedia rancia o desmadrado artículo de humor, nada de eso: se trata de una noticia calentita, de éstas que florecen con la llegada de la sagrada y sensual prima del verano. La Iglesia, como siempre, dando la nota, la mala nota naturalmente.
Por lo visto, este deprimente y redomado conservador Papa Juan, a dos rosarios del más allá, vuelve a sus andadas más reaccionarias, impidiendo la integración de las mujeres en su Ejército. Y, como siempre, a causa del tópico recurrente del “quítame allá esas pajas” -y nunca mejor dicho. “Evita la tentación y evitarás el pecado”, nos han recomendado de toda la vida con insistencia los curas.
Lo cierto es que si tanto teme la Iglesia a la seductora  provocación de la fascinante biología femenina deberían suspender de un plumazo a su propia sección femenina. Ese batallón (que me perdone su Santidad por el frívolo uso de sinónimo tan puramente militar) de Madres, hermanas, sorellas y monjas en general, que, por otro lado, tanto dieron que hablar a lo ancho de extensas y pasadas épocas  a consecuencia de su singular comportamiento  galante y lujurioso, cómo puede proseguir practicando su peculiar actividad conventual.
Nada más lejos de mi intención que pretender a través de la censura latente en este comentario la radical descalificación ni mucho menos la ofensiva condena de una excelente, abnegada y eficaz labor social que estas sacrificadas ciudadanas de vocación religiosa llevan a cabo en buena parte del mundo.
Malpagadas, mal agradecidas, infravaloradas y ninguneadas (mi más emocionado ¡salud!, madre Teresa de Calcuta); decía, que tantas veces maltratadas por la propia institución -no puede  ser de otro modo el nefasto trato disciplinar rayano en lo vejatorio que la ley hoy ya condena.  Oprobioso  trato, insisto, que la injusta y despótica madrastra aplica paradójicamente en mayor medida contra sus hijos desobedientes e insumisos enfrentados a  la hipocresía y la falsedad  que  a los verdaderos injustos, transgresores y decididamente criminales.
Lo que, sin embargo, se me antoja francamente difícil de entender, es que a la vista del marchamo de evidente condición falsaria e insidiosa con que la Iglesia oficial desprovista de escrúpulos y sensibilidad tan a menudo se conduce, pueda haber suficientes mujeres con la vana y rara pretensión de reintegrarse en un ejército de semejantes características genéticas.
En este sentido, pues, lo que verdaderamente debería proscribir y arrinconar en los sótanos inquisitoriales y clandestinos de San Pedro el patibulario instituto religioso sería precisamente la espuria presencia misma de este contradictorio e incongruente ejército, así como su mantenimiento, de convicción ética incompatible con cualquier clase de devoción o piedad religiosa, incluso siendo considerado desde una perspectiva de simple entidad de exclusivo marchamo simbólico.
La cuestión, en todo caso, se limita a la inquisición de cómo ha de ser capaz de conseguir superar su reincidente y enfermiza misoginia una corporación que anatemiza y repudia la práctica del sexo contrario y, desde luego, la del propio….¿cómo, señor, cómo?.
Si yo fuera mi mujer…usaría medias y sotana.
Lamentablemente, sin embargo, la recalcitrante e irreconciliable misoginia de la colectividad de clérigos católicos es de calibre tal que hasta de las tridentinas y pecaminosas maxifaldas que son las sotanas, han venido a renegar.


(Juan Antonio Cadenas) 

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