Wednesday, April 25, 2007

MEGALÓ-TEATRO MÓVIL
22 festival internacional "madrid en danza"
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"MIS PIES TE CONTARÁN"
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(auditorio de san lorenzo del escorial,
sábado 21-04-07)



Al inicio de la primera escena, antes de que la administración del auditorio nos prohibiera la toma de
nuevas fotografías.

La última instantánea antes de la prohibición.


Un excelente auditorio diseñado para gradas
en altura, cuyos responsables, lo mismo de
"modelnos" que la Iglesia en las bodas, sólo
autoriza a sus propios negocios fotográficos.

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MEGALÓ-TEATRO MÓVIL
dentro del
XXII FESTIVAL INTERNACIONAL “MADRID EN DANZA”

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“MIS PIES TE CONTARÁN”
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Extraordinaria y delicada muestra de danza contemporánea, -de título delicioso y suculento como el propio espectáculo al que sustenta- el que el grupo MEGALÓ-TEATRO MÓVIL, bajo la dirección de los no menos excelentes coreógrafo y bailarín, NICOLAS RAMBAUD, y la bailarina y actriz, CORAL TRONCOSO, ofreció en el Auditorio Municipal de San Lorenzo del Escorial, dentro del XXII FESTIVAL INTERNACIONAL “MADRID EN DANZA”, los días 21 y 22 de Abril-07.

En unas instalaciones realmente notables para la celebración de cualquier tipo de evento o género teatral, de inteligente disposición para la mejor adecuación del visionado (en graderío vertical) y un más que notable diseño para la ideal transmisión de las tonalidades y la voluminosidad sonora, así como pertrechadas de la dotación de unas precisas y adecuadas dimensiones y envergadura integral tanto del graderío como del escenario para el confortable desarrollo tanto de la plasticidad dramática como de su embrión generatriz el movimiento escénico…
Pero, en fin, que volviendo al objetivo inicial de mi interés; es decir, a la primordialidad de lo que me proponía examinar -"analizar" no dejaría de ser una jactancia imperdonable por mi parte- diré que dentro de las buenas condiciones técnicas de las instalaciones mencionadas, el grupo MEGALÓ, insisto, no sólo bien dirigido por ambos bailarines, sino notablemente disciplinado por la indudable calidad y profesionalidad del resto de los integrantes del conjunto, y la funcionales y bien estudiadas coreografía, dramaturgia y expresión escénica, de los citados directores, la puesta en escena, con un lleno “técnico” del aforo, se desarrolló dinámica, entretenida y en muchas ocasiones, realmente divertida y cómplice con el espectador. Atestiguar además, que en todo momento de los corridos sesenta minutos exentos de pausa de la representación, no se dio el menor desaliento ni altibajo alguno, tanto por parte del espectáculo como, y lo que es más importante a nivel de comercialidad, por parte de los espectadores, que en progresivo estado de suspense y expectación disfrutaron de una más que elaborada representación, en la que permanentemente el global de los bailarines se hallaba en escena sometido a un esfuerzo inagotable que, sin duda, tuvo sus frutos en la admirable conjunción rítmica no sólo de los movimientos corporales síncronos, sino de los contrastados y la orgánica armonía generada entre los simplemente yuxtapuestos.
Puesta en escena de acción trepidante en general, que como es obvio no impide la delicadeza y dulzura de las escenas en que priman los nodos suaves y finos o de configuración más sentimental, enternecedora, etc., y en la que tantas veces una soterrada voluptuosidad palpita promocionándonos y obligándonos a alumbrar tantas de esas emociones íntimas que por unas y otras razones de una verdadera sinrazón sepultamos en nuestros infartados, solitarios y sobrecogidos corazones mortales.
Por otra parte, la magia que rezuma el espectáculo es encomiable y nos sorprende, sobre todo, por el hecho de que tal condición de sublimación o encantamiento no pretendan renunciar de ningún modo a la auténtica cotidianeidad de las acciones que se nos presentan; cotidianeidad ésta, sin duda, de cuyo singular tratamiento estético-coreográfico se viene a generar precisamente esa emocionante carga magico-fantástica; paradójicamente, de carácter, insisto, intimista o coloquial, que RAMBAUD tan magistralmente elabora en su alquímico y oscuro obrador de la danza –se me excuse, en fin, de esta empalagosa floritura de la adulación, a la que he sido incapaz de resistirme.
Por lo que concierne a los contenidos concretos, digamos de carácter fabular o argumental, a los que el mencionado coreógrafo insiste frecuentemente en dotar para hacerse con un anticipado nivel de inteligibilidad retórica que -aunque no siendo éste, sin embargo, ni mucho menos canónicamente imprescindible en términos estéticos para la construcción genérica de la danza- procurará, sin embargo, un valioso auxilio o apoyatura a la particular e inmediata comprensión y dirección del sentido semántico de la obra, colaborando por consiguiente en un más cómodo seguimiento de la continuidad del espectáculo, aparte de enriquecerla con un nuevo supracontenido de carácter estético-semántico.
Humor, sexo, paradoja y contradicción, dinamismo, compromiso, protesta, beligerancia, distorsión formal… son algunos de los ingredientes en los que se sustentan los mensajes y la formulación de este espectáculo, que sabe transmitir el grupo MEGALÓ, con toda la fuerza y la singular pasión del sentido de la danza que RAMBAUD insufla, además tal y cómo antes mencioné, de su literal energía escénica, su excelente armonización rítmica y los encomiables solos de cada uno de los componentes, que sin ningún género de dudas se hallan en innumerables ocasiones a nivel superior al de muchos de los mejor considerados profesionales del gremio.
No siendo cuestión para este breve comentario la de extenderme mucho más, reincidiré en señalar la magnífica labor de los citados bailarines de este por variados motivos estupendo grupo. Es obvio que sin ellos, o sencillamente con otros “ellos”, semejantes “pies no habrían contado” al menos tantas de las excelencias que hemos visto y oído en el estupendo auditorio de EL Escorial el pasado sábado 21. Por cierto, evento del que sólo lamento, aunque profundamente, que la jodida Comunidad de Madrid (que frecuentemente se arroga prerrogativas de todo tipo que no posee) por boca de una de las acomodadoras del auditorio quebrantara mi derecho a tomar las fotografías que me hubieran placido, siempre naturalmente, con la única y exclusiva licencia de los propios autores y el representante de los derechos de autor del grupo en cuestión. Para desgracia de unos y otros y de todos en general, la “Esperanza” es lo último que desgraciadamente se pierde.
Para finalizar, un postrer comentario relativo al planteamiento escenográfico, a mi juicio (que es naturalmente sólo una opinión o reflexión estética puramente personal) se materializó demasiado discreto, sobrio, lo que, por otro lado, comprendo que favorece de hecho a que destaque y venga a ser más relevante el propio juego y acción escénica; aunque, como digo, desde mi punto de vista, confieso que he echado de menos un algo más excitante colorido y objetualización en la escenografía, que acorde con los contenidos de los diferentes números o escenas, “entonaran” y “enmarcaran”, en sentido metafórico, los mencionados espacios del espectáculo.

Juan A. Cadenas
Guionista-Periodista

POST DATA.- Por si os sirve de algo -ya que por mi parte no he hecho tampoco otra cosa sino pasarlas putas día a día y año a año en mi plena dedicación a las diversas artes, que a fin de cuentas no han hecho sino ponerme insistentemente los cuernos una tras otra… me gustaría alentaros con mis felicitaciones a todos sin excepción en honor a vuestra valentía, vocación, profesionalidad y generosidad artística –a pesar de los malditos cuernos… Hallándome por ahora a la espera de vuestros nuevos y emblemáticos proyectos a fin de que la danza deje de ser de una vez por todas irrepetible…en sus cicateras contadas sesiones, naturalmente.
¡Es francamente lamentable que la situación de la danza en este país (y en tantos otros más) haga tan difícil, por no decir imposible, reponer buenas funciones, como la presente, al justo y suficiente número de representaciones a que sus propioas méritos artísticos las hagan acreedoras El desaprovechamiento de estos magníficos, duros también, y tantas veces malagradecidos trabajos, tarde o temprano acabarán pasándonos su desmesurada factura, que para nuestra desdicha deberemos abonar las víctimas de siempre, cuando serían los mediocres vividores que administran la pésima política del arte quienes tendrían que purgarla y expiarla (la factura, naturalmente) a cuenta de sus millonarios, incompetentes y superfluos sueldos.

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(Sólo como dato técnico del sonido en la función del sábado: el volumen del “A mi manera…” era más que excesivo de una intensidad desastrosa; imagino que pudo deberse a una inopinada alteración técnica. Y, por el contrario, la melodía coral cantada entre “bambalinas” fue fatalmente inaudible, o a causa de la carencia de potenciales altavoces –al fin y al cabo, toda la planificación musical era enlatada excepto ésta canción- o a consecuencia del bajo volumen de los cantantes e, incluso, al hecho de su emisión musical entre “cajas”, que podría haber impedido la correcta transmisión sonora hacia las “gradas” de espectadores)

Monday, March 26, 2007

IMÁGENES DE
"CUANDO SALÌ DE CUBA"
un más que envidiable y cautivador
bar-restaurante musical cubano
en el Madrid nuclear.
A partir de las 20, 30 noche, y de 13 a 17 mediodía,
en el callejón de Ternera.

...disponiéndose a iniciar la noche
y el espectáculo musical en vivo.
...una deliciosa sobremesa...
...y posterior y animada coctelería
sabor cubano.

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Wednesday, March 21, 2007

"INOCENTADA EXISTENCIAL"
(que le dedico a mi buen amigo Marcelo, para que
prosiga sonrojándose políticamente y evite dejarse
persuadir por los cantos de sirena de los azules
comparsas de toda la vida)
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Práctiqué la xenofobia universal
y reproduje el instante
terminal del mundo,
pero continúo insistiendo sobre la incertidumbre
de mi muerte.

Reivindiqué el asesinato
de todas las ideas
,
y volveré a cantar la dulce fragancia
de una traición tras otra
hasta el instante final.

En irreversible estado de coma,
deambulé por la enajenación
de todas las historias,
que quise conjeturar como mía.
Y al fin desesperé
al otro lado del tiempo,
sobre el absurdo no-retorno de mi vida.

Alcancé,además,a reciclarme de estantigua
con aquellas prehistóricas
y desvaídas
pulsiones neuronales
de la más tórrida y horrenda
de todas las películas
de las guerras frías.

Hasta que algunos siglos más tarde,
renegué del amor
para poder reciclarme en papa negro,
plato abisal
o suculento flato de mi propio cerebro.

Entre aullidos lupercales
y pavorosa tiniebla
de cenizas,
como Drago
en la extenuación y el paroxismo
de su identidad de momia,
extraviado en la lúgubre y aterradora
encrucijada de caminos
del laberinto
transilvano,
me detuve para siempre,
con las monas,
frente al irrefutable hermetismo
de no atrever a valorarme como una jodida,
simple y estúpida broma
este perjurio imperdonable
de nuestra propia
inocentada existencial.
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juan a cadenas copyright-99

Thursday, March 15, 2007

"MONÓLOGO DE DRÁCULA
EN LA NAVE DEL HOLANDÉS ERRANTE"
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(del guión cinematográfico
"MEMORIA DE DRÁCULA", de juan a. cadenas
copyright-06)














DRAGO.- (Tras una pausa y cambiando de tema) Concluida y enderezada aquella lamentable empresa, debo reconocer que afecto de una de mis inaugurales conmociones internas, llegué a tomar cierta distancia de mí mismo y a conseguir por primera vez a lo largo de mi eterna existencia vampira llegar a percibirme y observarme afuera de mí, comparecer ante mí como testigo de mí mismo.
               Caserón natal de DRAGO,enSighisoara(Shäsburg)                   Y  ello  tal  vez  revolucionado  por  la  dureza  de
aquellos dolorosos acontecimientos, que se diría me obligaron a una especial eclosión de mi ya muy erosionada entidad biológica. Tal quebrantamiento de esta monolítica personalidad vino a enriquecer la hasta entonces nula plasticidad de mi quintaesencia psíquica al generarme una funcionalidad esquizoide capaz de expresarse en las inefables formas y activos emocionales.
Lo cierto es que si aquella ignominiosa afrenta contra los pequeños de la conocida en términos históricos como “Cruzada de los niños”, infame cruzada, precisaría yo, que me ayudó en buena medida a acelerar el proceso de mi transformación (en humano). Pero ya digo, no me sirvió de nada, sin embargo, respecto a una posible revelación de mi terrible y letal dolencia, aunque no puedo negar, sin embargo, que vino a ofrecerme al menos unas mejores perspectivas. Creo que fue en realidad a partir de ese mismo momento cuando por primera vez percibí cierta extraña sensación que se introducía en mi neutro sosiego interrumpiendo absolutamente mi inerte inmovilismo. Al parecer, algo había comenzado a quebrantar la quietud de mi insensibilidad vivencial, su plácida y holgazana condición sicopática… Así que fue entonces cuando aprecié de manera notoria por vez primera el estreno de ciertas conmociones anímicas, de algo semejante a vibraciones o temblores que me originaban una inmediata pèrdida de la imperturbabilidad y de mi incondicional apatía genética. Advertía cómo la inquietante falta de entereza e impasibilidad, me volvían impaciente y me hacían…¿sentir mal?…¿puededenominarseasí?…¿son taleslas experiencias de los sentimientos? ¿se muestra de este modo el sufrimiento, lo que ellos llaman dolor? ¿el propio placer? ¿o el obsesivo afecto amoroso del que nunca cesan de hablar y tan colgados están los mal llamados humanos?… humanoides, mejor.
Sin duda, así serán estas extrañísimas excitaciones, accesos que al parecer ya habían comenzado a inmiscuirse irremisiblemente en la génesis de mi condición vampira.
Imagino que el hecho de haber sido capaz de colocarme en el interior del cuerpo de alguno de aquellos indefensos desgraciados podría decirse que me originó un especial resplandor capaz de abrirme los ojos a ella y revelarme un modo nuevo de ver y contemplar las cosas, un modo sorprendente e inesperado deser consciente y entender por vez primera del discurrir de la vida del que jamás antes había tenido conciencia ni sensación alguna. Como el hecho de hacerme ver a mí mismo desde afuera de mí propia corporeidad, eclosionado de mí, tal que si fuéramos en realidad dos seres independientes. Así que fue entonces cuando obtuve aquella maravillosa experiencia de poder escudriñarme desde mi propio exterior, de dar testimonio de que era yo aquel a quien distinguía frente a mí, de que podía verme a sabiendas de que era yo mismo y de reconocerme como tal yo a pesar de hallarme afuera de mi propia condición corpórea. Este para mí desconocido fenómeno reflejo, nunca antes vivido, no podía ser otro sino el responsable de aquella nueva e intrigante forma de conocimiento que sólo los humanos, a fin de compensar su tosca e insuficiente constitución poseían, aunque yo mismo también ahora me hallaba camino de conseguir y disfrutarla en fin… El hecho de poder identificarme diverso (distinto) de mi propia mismidad era algo que nunca antes había experimentado. Jamás había tenido sensación alguna de mí; siendo inmortal y ubicuo me era prácticamente innecesario y gratuito poseer conciencia alguna de mí, puesto que yo mismo era el todo único, el todo por antonomasia; así que poseer sensación alguna de singularidad para alguien total, que todo lo ocupa y que, por tanto es uno y sólo, parece obviamente un absurdo, una contradicción flagrante. Sin embargo, ahora que, a causa de la inexplicable enfermedad, me hallaba perdiendo
facultades y perfiles biológicos sí que percibía la adquisición de una especial sensibilidad para advertir una rudimentaria capacidad de auto-reconocimiento, de sentir la evidencia de los resortes de la identificación. Con toda certeza, aquello era la evidencia de que se me estaban engendrando los primeros embriones de las emociones humanas, de que podía disponer de ellas y que éstas me concedían por añadidura el saber o sentido de ser consciente de mí y de los seres que me rodeaban, y de los que jamás antes habia poseído la más mínima sensación presencial, y ni mucho menos preocupación alguna. .
En realidad, creo que había comenzado a deteriorarse mi sólida condición de imperturbable emocional, mi genuina apatía anímica, mi absoluta impasibilidad sicopática… Ahora me habían comenzado a doler aquellos disparatados hombrecillos; aquellos degenerados mortales, condenados a la más infame podredumbre de sí mismos y a la más terrible e inerme soledad, habían comenzado a dolerme de un modo inexplicable y nocivo, y cuanto más entendía sus cuitas y tragedias, mayores eran aquellas extrañas y incómodas sensaciones al verme como en sus pellejos…por ellos… Me hallaba estupefacto, no entendía nada, ¿cómo era posible que yo también padeciera sufrimientos…sus sufrimientos? No podía ser,,, ¿Cómo mi naturaleza, mi organismo, mi ser, podía ser tomado/asolado por las convulsiones de otros seres ajenos a mí?. No era posible semejante permeabilidad entre especimenes! Aunque lo cierto es que lo que más incomprensible y desasosegante se me hacía era el hecho de ser consciente de que por más que lo intentaba no me hallaba facultado para rescindir ni apartar de mí aquellas torturas y padecimientos…en realidad, sus torturas y padecimientos…; de borrarlas, de poder negarme a ellas…, de estar por uuencima de ellas.
¡Al parecer, me hallaba imbricado (atado) sin solución a aquella ineludible red de aflicciones, pesadumbres y delicias, y entonces logré comprender con todo el dolor de mi recién estrenado y ya infartado corazón emocional… que se me había extinguido cualquier modo humano o divino e, incluso “vampiro” de escapar de aquel inesperado malestar y de los insoportables sufrimientos de los otros…, de los desgraciados que me rodeaban!
¡¿Pero en qué trampa terrible había caído?! (PL y algún jadeo inevitable) Imagino que fue entonces cuando alcancé a comprender que aquellos frágiles y desahuciados seres se hallaban amarrados entre sí, encadenados unos a otros por las recias e inquebrantables ataduras del dolor y el placer, que les unían y ligaban irremisiblemente, aunque haciéndoles también con aquel vínculo verdaderamente fuertes y poderosos….
Lo cierto es que todo este enmarañado enjambre recién inaugurado de sensaciones y conmociones me producía una insoportable e incomprensible perplejidad…un áspero estupor que, sin embargo, a la vez me impregnaba de satisfacción, a pesar de que, por entonces, yo aún no poseía capacidad alguna para distinguir con suficiente claridad la congoja de la placidez sino porque ambas me generaban unos desconocidos e inexplicables estremecimientos internos, inexplicables, naturalmente, para mi todavía condición biogenética vampira.
Creo recordar que debió ser por entonces cuando inopinadamente comencé a tratarme, a hablar de mí como si no fuera yo mismo sino, en realidad, otro. De súbito me comprendí encarnado en uno de aquellos hombres que se hallaban frente a mí. Tenía la sensación de que de hecho aquella persona no era yo, no podía ser sino alguien desconocido y distinto de mí. Vestido como yo y con mi propia imagen, pero insisto absolutamente un desconocido.
Intuyo que a ello me había conducido de algún modo la tenaz reincidencia de perversiones y depravados sucesos en los que continuamente me veía inmerso, aquella odiosa crueldad gratuita en cuyo interior se desenvolvían aquellos estúpidos, o mejor dicho, miserables humanos.
Se diría que tales impenitentes inundaciones del preciado y divino flujo que era la sangre para todas y cada una de las naturalezas biológicas del cosmos no tuviera valor ni significación alguna para nuestros parientes y semejantes del Edén.
Considero por ello, que tuvo que ser este impresentable derroche de maldad el que lenta pero irremisiblemente llegó a conseguir esta esquizoide duplicación, semejante generación de lo reflejo. Y así me ha ido yendo en adelante…La milagrosa adquisición de tal facultad humana ha sido la responsable con toda certeza de mi lamentable e irreversible mutación a ser humano. Así que puede afirmarse con toda certeza que mi paulatina pero determinante transformación en humano equivalió a la desamortización absoluta de mi esencia vampira.




























































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Imagen del espectáculo de
danza contemporánea

"MIS PIES TE LO DIRÁN"
Vanessa Cadenas, bailarina
del Megaló-Teatro Móvil

Revista Cultural "EL DUENDE"
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festival internacional madrid en danza

COMPAÑÍA
<<MEGALÓ-TEATRO MÓVIL >>
con el estreno de su nuevo espectáculo de
danza comtemporánea:
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"MIS PIES TE LO DIRÁN"
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en el Teatro CARLOS III de S. LORENZO DEL ESCORIAL,
los días 21-4-07 (20h30m) y 22-4-07 (12h30m)
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y en LA CABRERA, el día 14-4-07 (20h30m)
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Coreógrafía y Dirección: NICOLA RAMBAUD
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Wednesday, January 24, 2007


El Coreógrafo y Bailarín
NICOLA RAMBAUD
y su
BALLET DE DANZA CONTEMPORÁNEA
que tienen reservada participación en
el próximo Certamen Internacional de
Danza Contemporánea, que se celebrará
a lo largo del mes de Abril-07 en diversas
Teatros de la Comunidad de Madrid




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Tuesday, January 23, 2007

El bailarín Nicola Rambaud en una coreografía de
Danza Contemporánea.Posted by Picasa

Monday, January 22, 2007

"vacaciones al este del edén"
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He aquí el prodigioso parque sumerio de las Delicias, el exuberante huerto del que fueron desalojados con los peores y más insolentes modales nuestros atolondrados progenitores a raíz de su frívolo escarceo con el enigmático fruto del arbusto del bien y del mal al infringir la severa prohibición enunciada por el implacable y soberbio Jahvé.
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He aquí nuestro añorado Edén, en su deplorable estado de conservación tras el demoledor paso de los actuales señores de la guerra, los taimados caudillos azorados (Azor, Azores…¡qué nociva memoria la de esta especie de pájaros!), los atilanos o atílicos (incluso etílicos, alguno) integrantes de este incalificable trío de la benzina capaz de asumir sin remordimiento alguno el cruento engaño de la usurpación de nuestro vetusto y añorado paraíso bíblico.
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Ante nosotros, la que fue fértil y generosa campiña mesopotámica, cuna de la humanidad, circunvalada de cauces fluviales de generoso caudal a los que el anónimo albacea del Génesis apeló como: Pu-ra-tu (o Éufrates asirio); Pisón (de la tierra de Evila, ¿la India?, donde abundaban el oro y las riquezas); Guijón de Cus (¿patria de los cossaenos o Etiopía, en la que se prodigaban la dulce ágata y el delicado bedelio?), y en última instancia, el mismísimo y, por entonces, turbulento Tigris (Génesis; v. 2.10 a 2.14).
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Aquí, frente a la maravillosa patria adoptiva del más lúcido y, con toda certeza, remoto pueblo como tal de la Tierra, el prodigioso fundador de la más antigua civilización conocida, cuya edad se circunscribe a la friolera de un mínimo de ocho milenios. Y aludo, desde luego, al esotérico pueblo de los por sí mismos designados como hombres negros: las insólitas y misteriosas gentes sumerias.
Ellos fueron nuestros verdaderos progenitores edénicos, los perspicaces descubridores e inventores de buena parte de los elementos cruciales con los que llevar a cabo el ciclópeo desarrollo de la civilización agrícola y urbana y, en consecuencia, de la evolución humana.
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El pasmoso catálogo de sus innumerables hitos culturales se estrena con la invención del arado y la mágica rueda -madre del transporte y del colonizador carro de guerra. Aunque por encima de todo, es la creación de la escritura de expresión fonética el hallazgo de importancia determinante para la humanidad y su desarrollo. Habiendo sido, por lo demás, autores de otras innumerables aportaciones técnicas y científicas, quizá de envergadura diferente pero análoga relevancia, como la de ser creadores, por ejemplo, de las modélicas urbes-estado, que llevaban aparejadas los primitivos aunque sorprendentes templos-palacios. Concentraciones urbanas éstas que se configuraron por primera vez como fenómeno de objetivación estética, arquitectónica y urbanística del arte de la construcción.Y en otro orden de cosas, el de ser los diseñadores del primer calendario solar anual de 12 meses, además de adeudárseles la paternidad de incontables y trascendentes hallazgos en el ámbito de la Astronomía, la Matemática y la Ciencia en general, que hacen de su fastuosa herencia un magnífico e inagotable tesoro de carácter etnológico, antropológico, arqueológico y científico.
Así mismo, el ejemplar diseño de su organización socio-política, o el establecimiento de un efectivo sistema mercantil de cambio y intercambio y trueque, e incluso la intuición y práctica de una primitiva pero ingeniosa contabilidad numérica, sin olvidar la elaboración de una racional y completa legislación y jurisprudencia escrita, reunida en el sorprendente e inefable Código de Hammurabi. Sin desmerecer por ello el exitoso estreno histórico del inaugural corpus literario y mitológico que viene a representar el suculento “Poema de Gilgamesh”. Además de tantos otros descubrimientos y creaciones que testimonian y concluyen por hacer de estos sabios e inmemoriales iraquíes los portadores casi exclusivos del prodigio civilizador.
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Asirios y acadios fueron algunos otros de los iniciales y afortunados pueblos que disfrutaron de largas y jubilosas temporadas vacacionales en este espléndido Jardín de Edén -jardín de infancia, más propiamente, por entonces. Y veranearon también en las soleadas y bien humedecidas riberas fluviales de esta “tierra entre ríos”, prodigiosamente articulada entonces por una increíble red de irrigaciones, que proyectaron con un perfecto plan de aguas tan ajustado y preciso que fue capaz de mantener controlado con un insólito equilibrio hidráulico, regadíos, sequías e inundaciones. Una ingeniería ésta de tan envidiable concepción, que para nosotros los españolitos de a pié y a caballo la querríamos en este inundado 2006. Modélico trazado de canalizaciones y embalses, sumideros y colectores, y hasta red viaria de transporte fluvial, que vino a completarse y rematarse con otra de las más complejas y suntuosas construcciones hidráulicas de la antigüedad y una de las 7 maravillas de la civilización: los fantásticos Jardines Colgantes de la asombrosa y cautivadora Babilonia del gran Nabucodonosor, emparejados con el enigmático y ambicioso zigurat, celebrado en inquietante Torre de Babel. Que aunque hoy desaparecidos y mal conocidos documentalmente fueron, sin embargo, inmemorialmente celebrados.
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Pues bien, todo el inconmensurable volumen de riquezas arqueológicas y culturales generadas por esta excepcional civilización, y las que le siguieron, que fue e incluso sigue siendo susceptible de transmutarse alquímicamente en el puro lapizlázuli de un difícilmente imaginable boom turístico de lujo extremo, ha sido y prosigue lamentablemente sacrificada al más bochornoso e injustificable expolio cultural y humano del presente siglo.
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El “bailad, bailad, malditos” de esta fúnebre y oprobiosa kermesse de ignorantes centuriones, bárbaros embusteros, descerebrados y truhanes, ha sido al fin acaudillado para abominación de Oriente y Occidente por la falsaria inteligencia de esta perjura Trinidad de los "malos" (o "peores") de todos los "western" del admirable Hollywood de nuestros sueños. ¿Pero verdaderamente es posible que les llamaran Trinidad? ¿No sería que fueran en realidad los tres mosqueteros o quizá los tres solteros y un biberón o decididamente los tres fugitivos...camaradas...amigos...soldados y hasta los tres cerditos?. ¡Hasta cuando, sórdidos catilinarios!.
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Creo que ya es tiempo de concluir este interminable holocausto y evitar con ello proseguir reincidiendo y vulnerando machaconamente la sangrante úlcera de este denigrado y estigmatizado país de las maravillas. País cuyo inagotable potencial turístico-cultural no es factible de poder evaluarse sino a grosso modo, a base de una pura y tosca aproximación. Se conjeturan en alrededor de 100.000 las ruinas arqueológicas supervivientes en la actualidad (en Septiembre del 2005, fecha en que se escribe el presente artículo). Y ello desde luego, dando por descontado los siniestramente desaparecidos y saqueados restos resultantes del calamitoso compendio de devastación que, en nombre de la madre de todas las mentiras, no tuvo el menor empacho en llevar a cabo este impresentable y bananero trío calavera, y nunca más acertadamente expresada la adjetivación.
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Con semejante barbarie de secuelas en el ámbito del Turismo y la Cultura, originadas por la utilización de la perífrasis de la sordidez más increíble, así como el más hipócrita disfraz cortado con el patrón estilístico de la “guerra preventiva” o las “armas inteligentes” y el tan formidable insulto a la más insensible, montaraz y lerda de las inteligencias, que no es otro que el conocido eufemismo de los imperdonables “daños colaterales”… Además de la inacabable ristra de otras infames falacias con las que se nos ha escamoteado a todos los ciudadanos del mundo el placer y la fortuna de poder disponer de la madre de todas las visitas, viajes, vacaciones y veraneos turísticos, de estudio o trabajo, factible de ser disfrutada en este quimérico reino de la dulce Sherezade y sus voluptuosas mil y una noches.
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Perpetrado ya tal doloso, insoluble y sanguinario cataclismo de la guerra, cobardemente consentida por unos y por otros y por todos en general, hemos conseguido al cabo la exterminadora mutación de nuestro añorado Jardín de las Delicias en el más profanado e inmundo Jardín de los Horrores. Este fabuloso Edén mesopotámico, que nos sirvió en su día para nuestro alumbramiento humano y civilizador de cuna, paradójicamente hoy lo hemos reconvertido en nuestra propia tumba.
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de LUXX ediciones
para FACTORÍA DE LUNÁTICOS
juan a. cadenas copyright -05
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Monday, January 15, 2007

el sueño de drágula
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"Poemas sin libros"
de juan a. cadenas

Reconozco el sueño que vivo,
en el que muero,
en el que te imagino
sueño acorralado en el olvido.

Palpo
la sustancia aural de tus fantasmas,
el núcleo neurálgico de tu tristeza
y la torturadora huella
de un estigma
que alguien encargó por ti
el ciego día abisal
en que te condenó el instinto
a esa apuesta terrible por la vida.

Infame,
cuezo tu menstruación
y la aderezo encebollada
con una pizca de terror.
Paladeo
tu suculencia genital con mis sabias papilas
de inmemorial canibal,
decadente vampiro
y gourmet crepuscular.

Sibarita hemófilo y etílico,
degustador de las sublimaciones preciosas
del bálsamo de la demencia
y de los irresistibles
cócteles molotov
y destilados de tu sangre,
al fin puedo advertirme
en tu presentimiento
como el inefable
y emblemático amo del sueño
y el señor exclusivo
de la gula y el hambre.

Aunque te prefiero líquida
y de un trago, desnuda
-obligado por la dura
rutina del envejecimiento-,
ebrio de la condición genética
de tu sangre
y de tu cuerpo de carne roja
"a la piedra",
apaciguo mi atormentado
cerebro
cuando tras degollarte
en mi lecho,
inerte,
te paladeo una por una
todas las pesadillas
de tus angustiosos sueños
de muerte.

¡No olvidaré la prepotente luz de tu sexo
aunque tuviera que volver a revivir tu tenebrosa
imagen de momia
junto a la mía!.
Porque hoy es el último día
del tiempo perdido,
donde se precipitan
todas las hemorragias
rescatadas al Sida
que DRAGO ingerirá.

Yo continúo poniendo fin a tu vida
para poder resucitarte
una y otra vez,
y revivir así la ansiada ingesta
de tu vieja
existencia mortal.

Los estigmas y trombos coagulados
de todos los santos incorruptos
y todos los lunáticos
del siglo
hoy milagrosamente
se han reconvertido
en la luz impostada
y recidiva
de tu insolidaria sangre azul
privada de todo rastro de vida.

Monday, January 08, 2007

"AL PUNKY LE SIENTA BIEN LA MUERTE"
("vivir perjudica seriamente la salud")
Juan A. Cadenas
copyright-80
*
-Capítulo 5-
*
Se dijo de él que nadie nunca había hablado de la muerte en términos menos mortales. En realidad, se dijeron demasiadas cosas: era como la caja de Pandora. Cada quién estaba en su legítimo derecho a imputarle cualquier supuesto que considerase conveniente por unas u otras razones: al fin y a la postre, la indeterminación y ambigüedad de sus tensiones y pretensiones se prestaban a admitir, además de todo lo probable y lo posible, lo imprevisible y, hasta ocasionalmente, lo inaceptable.

Aunque Ivonne aparece significada en el perfil de la vida del punky como la piedra filosofal de su condición erótica (herética se llegó a registrar en el Tratado Mortal erróneamente en cierta ocasión), es el caso que no sólo se hallaba constituida por las concretas y particulares cualidades de cada una de las mujeres de su muerte (que no de su vida), sino que entre todas ellas formalizaron un número total tan escaso que vino a sorprenderle a él mismo. Paradójicamente, se hallaba convencido de podría asignar al mencionado volumen un tratamiento como de “discreta profusión”, pero, para su sorpresa, nada más incierto que semejante afirmación, a la vista de los flagrantes y rigurosos documentos que yo mismo me permití guardar al respecto.

Nadie, por otro lado, más idóneo que yo, como doble suyo y encarnizado testigo íntimo que fui, a fin de poder acreditar mi anterior constatación, ni nadie, tampoco, más objetivo y menos maniqueo –a pesar de nuestras hostilidades convivenciales– que quien como yo prosigue aún desvivido de su existencia por revivir y perpetuar la de él, incluso aunque sólo fuese dentro del fabuloso y apasionante mundo de la pantalla.

Un 23´5 de Febrero (el último de los cuales, diré de paso, me acabó de proporcionar el tercero y más infame de mis entrañables y confabulados infartos); decía que un 23´5 de Febrero, en el curso de una reyerta cinematográfica bajo los puentes del Sena (o quizás del Tevere) tuve ocasión de conocer a una de sus fans. Recuerdo que aquella mujercita se me figuró por entonces muy diferente al resto de las otras Ivonne que yo había conocido.
Recuerdo que se trataba de una joven sin condicionante viriloide alguno, doy fe de lo que afirmo, cosa que no puedo decir de la totalidad de sus demás amantes; tantas de ellas, andróginos, como tantas otras lo fueron travestidos y simples mariquitas. Y que conste que mi afectividad por el sexo gay de todo signo no permite la más ligera sombra de sospecha sobre mi absoluta hemofilia, e incluso sobre mi total permisividad sobre toda otra relación matrimonial de género como de número. Considero de perfecto derecho matrimonios constituidos por uniones de 3, 4, 5 o más miembros de toda condición y cualquier sexo. Aunque por el momento, no vienen a colación estas colaterales disquisiciones.

De siempre, nuestro hippy sostenía la opinión de hallarse devaluado lo mismo estética que eróticamente. Y, por diversas razones, consideraba que sus cualidades personales en lo que se refiere al ámbito de lo femíneo no eran apreciadas como merecían. Así que persuadido de que su persona no significaba mucho más que una triste dilapidación de la naturaleza, un auténtico despilfarro biológico, consumía deprimido con gran desconsuelo y abatimiento muchos de los fines de semana abandonándose al pub de moda o al recién inaugurado bailongo barriobajero, atracándose de alcohol barato en un mortificador circuito a través de un rosario de tóxicas y enrarecidas tascas envilecidas por la depravación de todas las drogas, incluida la del sexo.

Una amarga postración le roía el alma al percatarse de que el lujo que él representaba viniese a ser considerado bazofia, un puro y duro despojo. Pero, en fin, no era tampoco para quejarse; contados seres, reales o imaginarios, habían disfrutado jamás con tanta vehemencia como él, de las contadas ocasiones en las que la fortuna estuvo de su parte. Al cabo, cualquiera de sus romances, uno sólo de aquellos episodios “sexóticos” –tal como él degustaba llamar– era de hecho más estimable que muchas vidas íntegras dedicadas al amor. Quejarse, pues, no parecía la respuesta más adecuada, a pesar de los largos y forzados veraneos eróticos (también a veces aparece este término equívocamente trocado por el de erráticos) a los que con cierta frecuencia se veía sometido, puesto que alcanzado su premio, efímero pero excepcionalmente intenso, con su sólo recuerdo o imaginación le guardaba la cobertura del peor y más desmoralizador de los paréntesis. ¿Y con qué mujeres, con qué purísimas sustancias de la hermosura, de lo sensible, del corazón! Su exiguo manojo de esencias le había resarcido de todo lo demás, le había indemnizado de ellas. Porque a cada uno de aquellos entrañables y delicados frutos de amor y sexo, a cada una de aquellas prodigiosas criaturas las subyugó de tal modo, tan de cuerpo entero que, como al genuino vampiro que era, acabó por succionarlas mortalmente de un solo trago hasta conseguir vivificarlas para sí.

¡Si no habría yo de saberlo! ¡Yo, que hacía contadas semanas aún lo continuaba sufriendo en mis martirizadas carnes! ¡Aquella deliciosa lesbiana de Ivonne que lengüeteaba con su gracia entrenada, aunque irrepetible, la cremosa bola de un sorbete italiano, que posó sus ojos en él y ya sólo pude caer en la cuenta de cómo ambos se derretían uno en el otro. Para luego observar la enérgica mirada de él resbalando igual que el helado por los mórbidos senos de la punky, en tanto ella lo arropaba de inaplazables caricias, imprescindibles, interminables…y odiosas para mí. ¡Porque era mía, ella era mía y me la arrancó de un zarpazo el traidor! ¡Yo la había visto primero, la tenía entre las manos…y él vino y se la llevó. Me la aventó de un manotazo, desposeyéndome de su alma que era la carne de mí carne, la carne de este cuerpo con el que ya no puedo…que de un zarpazo me la arrancó de su propia carne!

Y espués se la llevó como si no se la llevara, porque no se la llevaba, era ella la que se iba tras él. Me la quitó sin quitármela, porque ella fue quien se le regaló. Tal vez era un regalo que le pertenecía, del que yo fui yo por el contrario quien pretendió apropiárselo, un regalo que exigí como mío nada más tenerlo, sin reparar que los regalos son sólo concedidos. ¿Pero cómo demonios saberlo ante su irresistible presencia?.

¡Claro que no puedo testimoniar la fascinación que este hijo de puta ejercía en ellas, ni el arrebatador paraíso al que las entregaba, ni la mágica y maravillosa prestidigitación con que las resucitaba de sus propias cenizas!. ¡Pero cómo podría ocultar todo esto!… ¡Ni cómo concebir alguien más idóneo que yo para testificarlo, si era siempre de mí de quien huían!

Concluido aquel insoportable monólogo, respiré profunda y largamente jadeando una especie de sollozo, probablemente sólo era algo que lo evocaba, nada más que un confuso remedo de llanto.

Aunque pudiera parecer lo contrario, no me sentía encolerizado o furioso, ni siquiera molesto. Mis sentimientos, si los hubiese, si aún me restase alguno vestido quizá de resentimiento, tampoco se mostraban de la entidad suficiente como para ser percibidos en estas circunstancias. Y, a pesar de lo que se haya dicho, en absoluto me sentía celoso de mi… ¿doble? (¿debería calificarlo así?). Tampoco tenían nada que ver mis convulsiones con el resquemor o la venganza. Muy al contrario, yo diría que se trataba de un cierto tipo de reacción de índole negativa, una especie de batería de signos emocionales de condición destructiva, de ciertos indicios expresivos de la perversidad: puras regresiones a los pálpitos de la muerte.

El caso es que no hallando solución mejor –fue siempre demasiado mezquina- me vi obligado a tomarla por la fuerza. Lamento no alcanzar a sentirlo; imagino que se me han obturado las vías afectivas, han atascado mi corazón y al fin un explosivo infarto emocional ha terminado conmigo… ¿o no? Me habré con toda certeza extraviado cuando hacía auto-stop en las insondables simas de mi sicopatía.

Pero tenía que continuar. No era cuestión de abandonar. Me había pasado la mayor parte de mi vida dándole de vivir, y ahora ya no podía màs. De una vez por todas determiné poner fin a aquella intolerable situación. Y sin desfallecer, aunque a base de acumular un extenuador esfuerzo, conseguí llevar a cabo mi propósito. Y sin pensarlo ni demorar mi acción, con el nuevo y poderoso aliento que me proporcionaba mi terrible e insaciable sed mortal, lo fui dejando morir poco a poco… abandonado a su lenta agonía.

¡Fue tan sencillo, tan simple! Admito que no soportaba el hecho de privarme de tales delicias, ni que en adelante se me pudieran volver a escapar. En muchas de las refriegas que mantuve con ellas creí haber perdido para siempre el corazón, y lo que es peor, con él, el coraje. Pero a lo que no estaba ya dispuesto en modo alguno era a tener que privarme también de la cabeza.

Así que lo di por válido y sentado, y decidí no volver a tontear nunca más con las chicas, con aquellas dulces niñas vudú que tan demoledoramente me arrebataban Se trataba, en fin, de mi última y definitiva respuesta, la única conclusión que parecía tener algún sentido, puesto que me hallaba en la certeza de que todas las Ivonne me abandonarían por él. Así es.

A partir de entonces, el viejo beatnick comenzó a ir muriéndose inexorablemente. Se me fue muriendo entre las manos. Le privé de lo que más le dolía, lo que más le vulneraba, lo que siempre había sido verdaderamente imprescindible para su supervivencia. Desde luego, que ya nunca le consentiría que volviera a servirse de mis maravillosas criaturas, ni tampoco su infame vampirismo tendría nuevas oportunidades de reincidir en la desdichada succión de otras existencias, de la mía propia. Ahora iba a morir, le había llegado su hora y estaba a punto de extinguirse. Solo. Iba a morir por no haber aprendido a vivir sino a costa de los demás, de mis delicadas adolescentes y efebos, de mí propia existencia gemela, de mi modesto manojo de muertos crisantemos redivivos.
Al fin, había conseguido deshacerme de él.
¡De hecho, ya estaba muerto, lapidariamente muerto!
...¡y era yo mismo, joder!

“Aquí yacemos ambos: emparedados en el mismo espacio, consumidos por idénticos gusanos y ocupados en una única y común putrefacción. ¡Aquí estamos los dos, enterrados en uno sólo!”

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Monday, January 01, 2007

TÉCNICA DRAMATÚRGICA
PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNGUIÓN CINEMATOGRÁFICO

Curso de Cine
Universidad Popular de S. Sebastián de los Reyes
juan a. cadenas
(copyright 83)
0).- Argumento
configurarlo y analizar sus:1).- Ideas o contenidos ideológicos
ideas, aspectos reflexivos e intelectuales, la lógica y la racionalidad, etc.

2).- Contenidos emocionales
sentimientos, emociones, patetismo, melodrama…3).- Y su verosimilitud o credibilidad
en todo caso (a mayor grado de realismo, mayor necesidad y exigencia de
verosimilitud -lo creíble y, por tanto, aceptable como factible de suceder, o al
menos de no ser rechazable como suceso congruente. Los géneros ligeros,
de humor o comedia, exigen menor grado de veracidad/verosimilitud que los
dramáticos, realistas, comprometidos política o socialmente, etc.)Por otra parte, se debe buscar la conflictualidad, es decir, la...3).- Tipología, intensidad y articulación de los conflictos
así como su derivación en las acciones dramáticas que los personajes
llevan a cabo para resolverlos. Y cuyo conjunto o red
constituyen la...
4).- Trama, intriga o enredo
que proporcionan, precisamente, según su acierto e intensidad en la…
5).- Exposición:
el más primario y primordial de los elementos generadores de la intriga
(suspense) o capacidad específica para convocar la atención del espectador y,
en consecuencia, preservan a otro de los elementos dorsalesdel mantenimiento
de la integridad del discurso dramático, al que se le conoce como…
6).- La continuidad:
o entereza y encadenamiento del discurso para una buena lectura y comprensión
de la exposición. En este sentido, la continuidad depende también
indefectiblemente de una correcta estructuración del…

7).- Triángulo de la exposición
o armazón arquitectónico de la fábula que se viene a articular como en una...
8).- Exposición
de un hecho o acontecimiento dramático >> que provoca un conflicto
entre los personajes de la historia >> quienes llevan a cabo diversas acciones
(conocidas como:) dramáticas >> a fin de la resolución del mencionado
conflicto
inicial.
Volverá a surgir o plantearse un segundo nuevo conflicto, el cual se verá también
sometido a nuevas procesos operativos similares a los vistos, a fin de alcanzar
nuevos desenlaces y resoluciones de los mismos, y que volverán a proseguir
desencadenando otros nuevos, repitiéndose el ciclo en una en una indefinida red
de reproducción y encadenamiento de conflictos y acciones en pos de un
solución definitiva que culminará con la resolución del último conflicto final
y el correspondiente desenlace de la historia.
De la buena factura mimética de este
triángulo expositivo dependen de manera
primordial los aceptables aspectos y ámbitos de la credibilidad/verosimilitud
Así como también a ella se subordinan los ritmos y cadencias temporales del
propio discurso dramático y, por consiguiente, también la propia expresividad
efectiva de la historia, así como su plasticidad narrativa y el aceptable gramaje
de su configuración poética.