Wednesday, January 24, 2007


El Coreógrafo y Bailarín
NICOLA RAMBAUD
y su
BALLET DE DANZA CONTEMPORÁNEA
que tienen reservada participación en
el próximo Certamen Internacional de
Danza Contemporánea, que se celebrará
a lo largo del mes de Abril-07 en diversas
Teatros de la Comunidad de Madrid




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Tuesday, January 23, 2007

El bailarín Nicola Rambaud en una coreografía de
Danza Contemporánea.Posted by Picasa

Monday, January 22, 2007

"vacaciones al este del edén"
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He aquí el prodigioso parque sumerio de las Delicias, el exuberante huerto del que fueron desalojados con los peores y más insolentes modales nuestros atolondrados progenitores a raíz de su frívolo escarceo con el enigmático fruto del arbusto del bien y del mal al infringir la severa prohibición enunciada por el implacable y soberbio Jahvé.
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He aquí nuestro añorado Edén, en su deplorable estado de conservación tras el demoledor paso de los actuales señores de la guerra, los taimados caudillos azorados (Azor, Azores…¡qué nociva memoria la de esta especie de pájaros!), los atilanos o atílicos (incluso etílicos, alguno) integrantes de este incalificable trío de la benzina capaz de asumir sin remordimiento alguno el cruento engaño de la usurpación de nuestro vetusto y añorado paraíso bíblico.
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Ante nosotros, la que fue fértil y generosa campiña mesopotámica, cuna de la humanidad, circunvalada de cauces fluviales de generoso caudal a los que el anónimo albacea del Génesis apeló como: Pu-ra-tu (o Éufrates asirio); Pisón (de la tierra de Evila, ¿la India?, donde abundaban el oro y las riquezas); Guijón de Cus (¿patria de los cossaenos o Etiopía, en la que se prodigaban la dulce ágata y el delicado bedelio?), y en última instancia, el mismísimo y, por entonces, turbulento Tigris (Génesis; v. 2.10 a 2.14).
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Aquí, frente a la maravillosa patria adoptiva del más lúcido y, con toda certeza, remoto pueblo como tal de la Tierra, el prodigioso fundador de la más antigua civilización conocida, cuya edad se circunscribe a la friolera de un mínimo de ocho milenios. Y aludo, desde luego, al esotérico pueblo de los por sí mismos designados como hombres negros: las insólitas y misteriosas gentes sumerias.
Ellos fueron nuestros verdaderos progenitores edénicos, los perspicaces descubridores e inventores de buena parte de los elementos cruciales con los que llevar a cabo el ciclópeo desarrollo de la civilización agrícola y urbana y, en consecuencia, de la evolución humana.
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El pasmoso catálogo de sus innumerables hitos culturales se estrena con la invención del arado y la mágica rueda -madre del transporte y del colonizador carro de guerra. Aunque por encima de todo, es la creación de la escritura de expresión fonética el hallazgo de importancia determinante para la humanidad y su desarrollo. Habiendo sido, por lo demás, autores de otras innumerables aportaciones técnicas y científicas, quizá de envergadura diferente pero análoga relevancia, como la de ser creadores, por ejemplo, de las modélicas urbes-estado, que llevaban aparejadas los primitivos aunque sorprendentes templos-palacios. Concentraciones urbanas éstas que se configuraron por primera vez como fenómeno de objetivación estética, arquitectónica y urbanística del arte de la construcción.Y en otro orden de cosas, el de ser los diseñadores del primer calendario solar anual de 12 meses, además de adeudárseles la paternidad de incontables y trascendentes hallazgos en el ámbito de la Astronomía, la Matemática y la Ciencia en general, que hacen de su fastuosa herencia un magnífico e inagotable tesoro de carácter etnológico, antropológico, arqueológico y científico.
Así mismo, el ejemplar diseño de su organización socio-política, o el establecimiento de un efectivo sistema mercantil de cambio y intercambio y trueque, e incluso la intuición y práctica de una primitiva pero ingeniosa contabilidad numérica, sin olvidar la elaboración de una racional y completa legislación y jurisprudencia escrita, reunida en el sorprendente e inefable Código de Hammurabi. Sin desmerecer por ello el exitoso estreno histórico del inaugural corpus literario y mitológico que viene a representar el suculento “Poema de Gilgamesh”. Además de tantos otros descubrimientos y creaciones que testimonian y concluyen por hacer de estos sabios e inmemoriales iraquíes los portadores casi exclusivos del prodigio civilizador.
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Asirios y acadios fueron algunos otros de los iniciales y afortunados pueblos que disfrutaron de largas y jubilosas temporadas vacacionales en este espléndido Jardín de Edén -jardín de infancia, más propiamente, por entonces. Y veranearon también en las soleadas y bien humedecidas riberas fluviales de esta “tierra entre ríos”, prodigiosamente articulada entonces por una increíble red de irrigaciones, que proyectaron con un perfecto plan de aguas tan ajustado y preciso que fue capaz de mantener controlado con un insólito equilibrio hidráulico, regadíos, sequías e inundaciones. Una ingeniería ésta de tan envidiable concepción, que para nosotros los españolitos de a pié y a caballo la querríamos en este inundado 2006. Modélico trazado de canalizaciones y embalses, sumideros y colectores, y hasta red viaria de transporte fluvial, que vino a completarse y rematarse con otra de las más complejas y suntuosas construcciones hidráulicas de la antigüedad y una de las 7 maravillas de la civilización: los fantásticos Jardines Colgantes de la asombrosa y cautivadora Babilonia del gran Nabucodonosor, emparejados con el enigmático y ambicioso zigurat, celebrado en inquietante Torre de Babel. Que aunque hoy desaparecidos y mal conocidos documentalmente fueron, sin embargo, inmemorialmente celebrados.
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Pues bien, todo el inconmensurable volumen de riquezas arqueológicas y culturales generadas por esta excepcional civilización, y las que le siguieron, que fue e incluso sigue siendo susceptible de transmutarse alquímicamente en el puro lapizlázuli de un difícilmente imaginable boom turístico de lujo extremo, ha sido y prosigue lamentablemente sacrificada al más bochornoso e injustificable expolio cultural y humano del presente siglo.
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El “bailad, bailad, malditos” de esta fúnebre y oprobiosa kermesse de ignorantes centuriones, bárbaros embusteros, descerebrados y truhanes, ha sido al fin acaudillado para abominación de Oriente y Occidente por la falsaria inteligencia de esta perjura Trinidad de los "malos" (o "peores") de todos los "western" del admirable Hollywood de nuestros sueños. ¿Pero verdaderamente es posible que les llamaran Trinidad? ¿No sería que fueran en realidad los tres mosqueteros o quizá los tres solteros y un biberón o decididamente los tres fugitivos...camaradas...amigos...soldados y hasta los tres cerditos?. ¡Hasta cuando, sórdidos catilinarios!.
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Creo que ya es tiempo de concluir este interminable holocausto y evitar con ello proseguir reincidiendo y vulnerando machaconamente la sangrante úlcera de este denigrado y estigmatizado país de las maravillas. País cuyo inagotable potencial turístico-cultural no es factible de poder evaluarse sino a grosso modo, a base de una pura y tosca aproximación. Se conjeturan en alrededor de 100.000 las ruinas arqueológicas supervivientes en la actualidad (en Septiembre del 2005, fecha en que se escribe el presente artículo). Y ello desde luego, dando por descontado los siniestramente desaparecidos y saqueados restos resultantes del calamitoso compendio de devastación que, en nombre de la madre de todas las mentiras, no tuvo el menor empacho en llevar a cabo este impresentable y bananero trío calavera, y nunca más acertadamente expresada la adjetivación.
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Con semejante barbarie de secuelas en el ámbito del Turismo y la Cultura, originadas por la utilización de la perífrasis de la sordidez más increíble, así como el más hipócrita disfraz cortado con el patrón estilístico de la “guerra preventiva” o las “armas inteligentes” y el tan formidable insulto a la más insensible, montaraz y lerda de las inteligencias, que no es otro que el conocido eufemismo de los imperdonables “daños colaterales”… Además de la inacabable ristra de otras infames falacias con las que se nos ha escamoteado a todos los ciudadanos del mundo el placer y la fortuna de poder disponer de la madre de todas las visitas, viajes, vacaciones y veraneos turísticos, de estudio o trabajo, factible de ser disfrutada en este quimérico reino de la dulce Sherezade y sus voluptuosas mil y una noches.
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Perpetrado ya tal doloso, insoluble y sanguinario cataclismo de la guerra, cobardemente consentida por unos y por otros y por todos en general, hemos conseguido al cabo la exterminadora mutación de nuestro añorado Jardín de las Delicias en el más profanado e inmundo Jardín de los Horrores. Este fabuloso Edén mesopotámico, que nos sirvió en su día para nuestro alumbramiento humano y civilizador de cuna, paradójicamente hoy lo hemos reconvertido en nuestra propia tumba.
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de LUXX ediciones
para FACTORÍA DE LUNÁTICOS
juan a. cadenas copyright -05
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Monday, January 15, 2007

el sueño de drágula
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"Poemas sin libros"
de juan a. cadenas

Reconozco el sueño que vivo,
en el que muero,
en el que te imagino
sueño acorralado en el olvido.

Palpo
la sustancia aural de tus fantasmas,
el núcleo neurálgico de tu tristeza
y la torturadora huella
de un estigma
que alguien encargó por ti
el ciego día abisal
en que te condenó el instinto
a esa apuesta terrible por la vida.

Infame,
cuezo tu menstruación
y la aderezo encebollada
con una pizca de terror.
Paladeo
tu suculencia genital con mis sabias papilas
de inmemorial canibal,
decadente vampiro
y gourmet crepuscular.

Sibarita hemófilo y etílico,
degustador de las sublimaciones preciosas
del bálsamo de la demencia
y de los irresistibles
cócteles molotov
y destilados de tu sangre,
al fin puedo advertirme
en tu presentimiento
como el inefable
y emblemático amo del sueño
y el señor exclusivo
de la gula y el hambre.

Aunque te prefiero líquida
y de un trago, desnuda
-obligado por la dura
rutina del envejecimiento-,
ebrio de la condición genética
de tu sangre
y de tu cuerpo de carne roja
"a la piedra",
apaciguo mi atormentado
cerebro
cuando tras degollarte
en mi lecho,
inerte,
te paladeo una por una
todas las pesadillas
de tus angustiosos sueños
de muerte.

¡No olvidaré la prepotente luz de tu sexo
aunque tuviera que volver a revivir tu tenebrosa
imagen de momia
junto a la mía!.
Porque hoy es el último día
del tiempo perdido,
donde se precipitan
todas las hemorragias
rescatadas al Sida
que DRAGO ingerirá.

Yo continúo poniendo fin a tu vida
para poder resucitarte
una y otra vez,
y revivir así la ansiada ingesta
de tu vieja
existencia mortal.

Los estigmas y trombos coagulados
de todos los santos incorruptos
y todos los lunáticos
del siglo
hoy milagrosamente
se han reconvertido
en la luz impostada
y recidiva
de tu insolidaria sangre azul
privada de todo rastro de vida.

Monday, January 08, 2007

"AL PUNKY LE SIENTA BIEN LA MUERTE"
("vivir perjudica seriamente la salud")
Juan A. Cadenas
copyright-80
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-Capítulo 5-
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Se dijo de él que nadie nunca había hablado de la muerte en términos menos mortales. En realidad, se dijeron demasiadas cosas: era como la caja de Pandora. Cada quién estaba en su legítimo derecho a imputarle cualquier supuesto que considerase conveniente por unas u otras razones: al fin y a la postre, la indeterminación y ambigüedad de sus tensiones y pretensiones se prestaban a admitir, además de todo lo probable y lo posible, lo imprevisible y, hasta ocasionalmente, lo inaceptable.

Aunque Ivonne aparece significada en el perfil de la vida del punky como la piedra filosofal de su condición erótica (herética se llegó a registrar en el Tratado Mortal erróneamente en cierta ocasión), es el caso que no sólo se hallaba constituida por las concretas y particulares cualidades de cada una de las mujeres de su muerte (que no de su vida), sino que entre todas ellas formalizaron un número total tan escaso que vino a sorprenderle a él mismo. Paradójicamente, se hallaba convencido de podría asignar al mencionado volumen un tratamiento como de “discreta profusión”, pero, para su sorpresa, nada más incierto que semejante afirmación, a la vista de los flagrantes y rigurosos documentos que yo mismo me permití guardar al respecto.

Nadie, por otro lado, más idóneo que yo, como doble suyo y encarnizado testigo íntimo que fui, a fin de poder acreditar mi anterior constatación, ni nadie, tampoco, más objetivo y menos maniqueo –a pesar de nuestras hostilidades convivenciales– que quien como yo prosigue aún desvivido de su existencia por revivir y perpetuar la de él, incluso aunque sólo fuese dentro del fabuloso y apasionante mundo de la pantalla.

Un 23´5 de Febrero (el último de los cuales, diré de paso, me acabó de proporcionar el tercero y más infame de mis entrañables y confabulados infartos); decía que un 23´5 de Febrero, en el curso de una reyerta cinematográfica bajo los puentes del Sena (o quizás del Tevere) tuve ocasión de conocer a una de sus fans. Recuerdo que aquella mujercita se me figuró por entonces muy diferente al resto de las otras Ivonne que yo había conocido.
Recuerdo que se trataba de una joven sin condicionante viriloide alguno, doy fe de lo que afirmo, cosa que no puedo decir de la totalidad de sus demás amantes; tantas de ellas, andróginos, como tantas otras lo fueron travestidos y simples mariquitas. Y que conste que mi afectividad por el sexo gay de todo signo no permite la más ligera sombra de sospecha sobre mi absoluta hemofilia, e incluso sobre mi total permisividad sobre toda otra relación matrimonial de género como de número. Considero de perfecto derecho matrimonios constituidos por uniones de 3, 4, 5 o más miembros de toda condición y cualquier sexo. Aunque por el momento, no vienen a colación estas colaterales disquisiciones.

De siempre, nuestro hippy sostenía la opinión de hallarse devaluado lo mismo estética que eróticamente. Y, por diversas razones, consideraba que sus cualidades personales en lo que se refiere al ámbito de lo femíneo no eran apreciadas como merecían. Así que persuadido de que su persona no significaba mucho más que una triste dilapidación de la naturaleza, un auténtico despilfarro biológico, consumía deprimido con gran desconsuelo y abatimiento muchos de los fines de semana abandonándose al pub de moda o al recién inaugurado bailongo barriobajero, atracándose de alcohol barato en un mortificador circuito a través de un rosario de tóxicas y enrarecidas tascas envilecidas por la depravación de todas las drogas, incluida la del sexo.

Una amarga postración le roía el alma al percatarse de que el lujo que él representaba viniese a ser considerado bazofia, un puro y duro despojo. Pero, en fin, no era tampoco para quejarse; contados seres, reales o imaginarios, habían disfrutado jamás con tanta vehemencia como él, de las contadas ocasiones en las que la fortuna estuvo de su parte. Al cabo, cualquiera de sus romances, uno sólo de aquellos episodios “sexóticos” –tal como él degustaba llamar– era de hecho más estimable que muchas vidas íntegras dedicadas al amor. Quejarse, pues, no parecía la respuesta más adecuada, a pesar de los largos y forzados veraneos eróticos (también a veces aparece este término equívocamente trocado por el de erráticos) a los que con cierta frecuencia se veía sometido, puesto que alcanzado su premio, efímero pero excepcionalmente intenso, con su sólo recuerdo o imaginación le guardaba la cobertura del peor y más desmoralizador de los paréntesis. ¿Y con qué mujeres, con qué purísimas sustancias de la hermosura, de lo sensible, del corazón! Su exiguo manojo de esencias le había resarcido de todo lo demás, le había indemnizado de ellas. Porque a cada uno de aquellos entrañables y delicados frutos de amor y sexo, a cada una de aquellas prodigiosas criaturas las subyugó de tal modo, tan de cuerpo entero que, como al genuino vampiro que era, acabó por succionarlas mortalmente de un solo trago hasta conseguir vivificarlas para sí.

¡Si no habría yo de saberlo! ¡Yo, que hacía contadas semanas aún lo continuaba sufriendo en mis martirizadas carnes! ¡Aquella deliciosa lesbiana de Ivonne que lengüeteaba con su gracia entrenada, aunque irrepetible, la cremosa bola de un sorbete italiano, que posó sus ojos en él y ya sólo pude caer en la cuenta de cómo ambos se derretían uno en el otro. Para luego observar la enérgica mirada de él resbalando igual que el helado por los mórbidos senos de la punky, en tanto ella lo arropaba de inaplazables caricias, imprescindibles, interminables…y odiosas para mí. ¡Porque era mía, ella era mía y me la arrancó de un zarpazo el traidor! ¡Yo la había visto primero, la tenía entre las manos…y él vino y se la llevó. Me la aventó de un manotazo, desposeyéndome de su alma que era la carne de mí carne, la carne de este cuerpo con el que ya no puedo…que de un zarpazo me la arrancó de su propia carne!

Y espués se la llevó como si no se la llevara, porque no se la llevaba, era ella la que se iba tras él. Me la quitó sin quitármela, porque ella fue quien se le regaló. Tal vez era un regalo que le pertenecía, del que yo fui yo por el contrario quien pretendió apropiárselo, un regalo que exigí como mío nada más tenerlo, sin reparar que los regalos son sólo concedidos. ¿Pero cómo demonios saberlo ante su irresistible presencia?.

¡Claro que no puedo testimoniar la fascinación que este hijo de puta ejercía en ellas, ni el arrebatador paraíso al que las entregaba, ni la mágica y maravillosa prestidigitación con que las resucitaba de sus propias cenizas!. ¡Pero cómo podría ocultar todo esto!… ¡Ni cómo concebir alguien más idóneo que yo para testificarlo, si era siempre de mí de quien huían!

Concluido aquel insoportable monólogo, respiré profunda y largamente jadeando una especie de sollozo, probablemente sólo era algo que lo evocaba, nada más que un confuso remedo de llanto.

Aunque pudiera parecer lo contrario, no me sentía encolerizado o furioso, ni siquiera molesto. Mis sentimientos, si los hubiese, si aún me restase alguno vestido quizá de resentimiento, tampoco se mostraban de la entidad suficiente como para ser percibidos en estas circunstancias. Y, a pesar de lo que se haya dicho, en absoluto me sentía celoso de mi… ¿doble? (¿debería calificarlo así?). Tampoco tenían nada que ver mis convulsiones con el resquemor o la venganza. Muy al contrario, yo diría que se trataba de un cierto tipo de reacción de índole negativa, una especie de batería de signos emocionales de condición destructiva, de ciertos indicios expresivos de la perversidad: puras regresiones a los pálpitos de la muerte.

El caso es que no hallando solución mejor –fue siempre demasiado mezquina- me vi obligado a tomarla por la fuerza. Lamento no alcanzar a sentirlo; imagino que se me han obturado las vías afectivas, han atascado mi corazón y al fin un explosivo infarto emocional ha terminado conmigo… ¿o no? Me habré con toda certeza extraviado cuando hacía auto-stop en las insondables simas de mi sicopatía.

Pero tenía que continuar. No era cuestión de abandonar. Me había pasado la mayor parte de mi vida dándole de vivir, y ahora ya no podía màs. De una vez por todas determiné poner fin a aquella intolerable situación. Y sin desfallecer, aunque a base de acumular un extenuador esfuerzo, conseguí llevar a cabo mi propósito. Y sin pensarlo ni demorar mi acción, con el nuevo y poderoso aliento que me proporcionaba mi terrible e insaciable sed mortal, lo fui dejando morir poco a poco… abandonado a su lenta agonía.

¡Fue tan sencillo, tan simple! Admito que no soportaba el hecho de privarme de tales delicias, ni que en adelante se me pudieran volver a escapar. En muchas de las refriegas que mantuve con ellas creí haber perdido para siempre el corazón, y lo que es peor, con él, el coraje. Pero a lo que no estaba ya dispuesto en modo alguno era a tener que privarme también de la cabeza.

Así que lo di por válido y sentado, y decidí no volver a tontear nunca más con las chicas, con aquellas dulces niñas vudú que tan demoledoramente me arrebataban Se trataba, en fin, de mi última y definitiva respuesta, la única conclusión que parecía tener algún sentido, puesto que me hallaba en la certeza de que todas las Ivonne me abandonarían por él. Así es.

A partir de entonces, el viejo beatnick comenzó a ir muriéndose inexorablemente. Se me fue muriendo entre las manos. Le privé de lo que más le dolía, lo que más le vulneraba, lo que siempre había sido verdaderamente imprescindible para su supervivencia. Desde luego, que ya nunca le consentiría que volviera a servirse de mis maravillosas criaturas, ni tampoco su infame vampirismo tendría nuevas oportunidades de reincidir en la desdichada succión de otras existencias, de la mía propia. Ahora iba a morir, le había llegado su hora y estaba a punto de extinguirse. Solo. Iba a morir por no haber aprendido a vivir sino a costa de los demás, de mis delicadas adolescentes y efebos, de mí propia existencia gemela, de mi modesto manojo de muertos crisantemos redivivos.
Al fin, había conseguido deshacerme de él.
¡De hecho, ya estaba muerto, lapidariamente muerto!
...¡y era yo mismo, joder!

“Aquí yacemos ambos: emparedados en el mismo espacio, consumidos por idénticos gusanos y ocupados en una única y común putrefacción. ¡Aquí estamos los dos, enterrados en uno sólo!”

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Monday, January 01, 2007

TÉCNICA DRAMATÚRGICA
PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNGUIÓN CINEMATOGRÁFICO

Curso de Cine
Universidad Popular de S. Sebastián de los Reyes
juan a. cadenas
(copyright 83)
0).- Argumento
configurarlo y analizar sus:1).- Ideas o contenidos ideológicos
ideas, aspectos reflexivos e intelectuales, la lógica y la racionalidad, etc.

2).- Contenidos emocionales
sentimientos, emociones, patetismo, melodrama…3).- Y su verosimilitud o credibilidad
en todo caso (a mayor grado de realismo, mayor necesidad y exigencia de
verosimilitud -lo creíble y, por tanto, aceptable como factible de suceder, o al
menos de no ser rechazable como suceso congruente. Los géneros ligeros,
de humor o comedia, exigen menor grado de veracidad/verosimilitud que los
dramáticos, realistas, comprometidos política o socialmente, etc.)Por otra parte, se debe buscar la conflictualidad, es decir, la...3).- Tipología, intensidad y articulación de los conflictos
así como su derivación en las acciones dramáticas que los personajes
llevan a cabo para resolverlos. Y cuyo conjunto o red
constituyen la...
4).- Trama, intriga o enredo
que proporcionan, precisamente, según su acierto e intensidad en la…
5).- Exposición:
el más primario y primordial de los elementos generadores de la intriga
(suspense) o capacidad específica para convocar la atención del espectador y,
en consecuencia, preservan a otro de los elementos dorsalesdel mantenimiento
de la integridad del discurso dramático, al que se le conoce como…
6).- La continuidad:
o entereza y encadenamiento del discurso para una buena lectura y comprensión
de la exposición. En este sentido, la continuidad depende también
indefectiblemente de una correcta estructuración del…

7).- Triángulo de la exposición
o armazón arquitectónico de la fábula que se viene a articular como en una...
8).- Exposición
de un hecho o acontecimiento dramático >> que provoca un conflicto
entre los personajes de la historia >> quienes llevan a cabo diversas acciones
(conocidas como:) dramáticas >> a fin de la resolución del mencionado
conflicto
inicial.
Volverá a surgir o plantearse un segundo nuevo conflicto, el cual se verá también
sometido a nuevas procesos operativos similares a los vistos, a fin de alcanzar
nuevos desenlaces y resoluciones de los mismos, y que volverán a proseguir
desencadenando otros nuevos, repitiéndose el ciclo en una en una indefinida red
de reproducción y encadenamiento de conflictos y acciones en pos de un
solución definitiva que culminará con la resolución del último conflicto final
y el correspondiente desenlace de la historia.
De la buena factura mimética de este
triángulo expositivo dependen de manera
primordial los aceptables aspectos y ámbitos de la credibilidad/verosimilitud
Así como también a ella se subordinan los ritmos y cadencias temporales del
propio discurso dramático y, por consiguiente, también la propia expresividad
efectiva de la historia, así como su plasticidad narrativa y el aceptable gramaje
de su configuración poética.