Thursday, October 19, 2006

editorial punto y coma


Es de todos bien conocido el término "calcomanía", también admitido por el Diccionario en la acepción más común o popular de "calcamonía" -trasliteración ostensible del anterior término, y vocablo quizá formal y fonéticamente más cachondo y expresivo.

Según definición del mencionado Diccionario, "calcomanía" es la imagen final obtenida al ser trasladada convenientemente otra inicial a diversos materiales: madera, porcelana, seda, cristal, etc. Actualmente, además, se utiliza esta técnica para elaborar "tatuajes" de carácter provisional, incruentos e indoloros.

Nuestro muro será, en tal sentido, receptor de futuras calcomanías, tatuajes, graffitis y pintadas en general. Así que en realidad se trata de un muro impropio, que entra en contradicción consigo mismo, puesto que incumple las prioritarias funciones represivas de su contenido semántico como tal, para venir contrariamente a asumir las principales de apoyo a la libertad de expresión, ofreciéndose como respaldo parietal o pizarra de registro en la distribución de los productos de la creación configurados y obtenidos en la factoría de la libertad.
Que quien frente a él se cruce, lo use como recipiendario de su conocimiento, palabra, inquietud, trabajo, información, protesta, sentido del humor, crítica, sensibilidad creativa y científica, deseos y emociones... Incluso que le cuelgue no sólo sus cosas y asuntos propios y personales, sino los ajenos que a su criterio y a causa a de la atracción de los mismos, su fuerza expresiva y emocional o el patente interés del global de sus contenidos, se hayan hecho acreedores de ser colgados de la soga de este panteón...digo, paredón.
¡Pero, por favor...por favor...por favor...cosas copiadas o fusiladas noooooo...! ¡Originales en exclusiva, por dios, aunque sean malos de solemnidad! Lo dicho, que sean puramente naturales, diferentes, inusitados, sui géneris, personales o novedosos.
Así que los chistes y lugares comunes, los plagios y trivialidades, los calcos e imposturas, las imitaciones, los refritos y los topicazos se los vamos a dejar a los almizcleros del planeta de siempre.
En consecuencia, me hallo en la certeza de que al abrir el agujero de esta mina emergerá maravillosa la mena que inmerecida y lamentablemente prosiguen manteniendo enterrada en los nichos y sepulturas de nuestro panteón cultural y creativo, los taciturnos y sombríos criminales de toda la vida...digo, de toda la muerte.
Contra todos ellos y sus afanes y vocación dictatorial y esclavizadora nos permitimos inaugurar el muro éste libertario.
¡Desde ahora mismo, todos libres...! Para evitar de una vez por todas aquella maravillosa y genial pintada del Mayo del 68 francés:
¡QUE PAREN LA TIERRA, QUE ME QUIERO BAJAR!
Encadenario

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